Maha Akhtar
Editorial: roca editorial
Era inevitable que en algún instante de su vida y por ende de su carrera, Maha Akhtar acabara escribiendo novela de ficción, después de sus dos libros autobiográficos, “La nieta de la maharaní” y “La princesa perdida”, así que no sorprende a nadie la edición de “Miel y almendras”. En él, cuatro mujeres libanesas unidas por una casualidad, todas ellas acaban en el salón de belleza Cleopatra, que regenta Mouna Al-Husseini en un decadente barrio de Beirut, relatan sus vidas, en donde caben el amor, la alegría, la tristeza, el dolor, la felicidad y todo tipo de sentimientos que experimenta el ser humano.
Eso en es realidad lo que Maha Akhtar cuenta, las relaciones entre personas humanas. Y lo hace de forma excelente. Controlando en todo momento su escritura, dosificando los acontecimientos. Sin prisa pero sin pausa. Una a una cuenta las historias de todas esas mujeres, las cuatro protagonistas y los actores secundarios que van salpicando con sus historias una aventura de por sí adictiva.
Nina Abboud, Imaan Sayah, Lailah Hayek y Nadine Safi consiguen con sus vidas tejer una red que nos atrapa. Todas ellas se convierten en un viejo cubo de Rubik junto a Ghida y Nisrine, Amal, Hanan, Fátima, Rima o Mouna, que aunque en un principio pudiera estar completamente desordenado, poco a poco y a fuerza de voluntad y paciencia, va convirtiéndose en un perfecto cubo colorido en sus caras.
Al igual que los grandes contadores de historias, clásicos o modernos, como Sanakr y su “Chowringhee” o Rabih Alameddine y su “El contador de historias”, Maha Akhtar se convierte en un hakkawati con todas las de la ley, pero lo mejor no es la historia en sí, que también, si no la forma en cómo la escribe.
Si este libro fuera una película posiblemente le concederían el preciado Oscar al mejor montaje y es que sin darnos cuenta, Akhtar entrelaza las historias de todos sus personajes hasta que se convierten en una. Uno a uno tira de los hilos de su novela y consigue hacer una gran madeja, mullida, confortable, y apetecible.
Sí, Maha Akhtar me robó el corazón hace años con sus autobiografías encubiertas, y nuevamente lo consigue con su primera novela, llena de sentimientos, pero también de emociones, olores, sabores, y lienzos pintados de una ciudad que luchó contra sus guerras y ganó.
Sin duda la finalización del libro por parte de Akhtar le resultaría dolorosa, tanto o más como nos resulta a nosotros, y no por nada, sino simplemente por el hecho de que todas esas mujeres se habían convertido en parte de nuestra vida y queremos saber más de ellas. No descarto que Maha Akhtar retome alguna de ellas, o incluso las seis principales y edite una segunda parte.
Puede resultar que este sea un libro de y para mujeres, al menos lo primero lo es, pero en la segunda apreciación no estoy totalmente de acuerdo, la escritura no es para hombres o mujeres, es para todos en general, lo que hay es escritura buena y escritura mala, y esta pertenece a la primera categoría.
Maha Akhtar, con sangre española, india y libanesa en sus venas, ha presentado en Barcelona su nueva biografía: 'La nieta de la maharaní'.
El libro es un recorrido por la historia de su familia, en especial de sus abuelas Anita y Laila y su madre Zahra. Todas las mujeres de las que trata en su obra, comenta Maha, "tienen en común una fuerza especial".
"No quiero ser víctima de la vida de mis antepasados", ha reconocido Akhtar en rueda de prensa, recordando que todas ellas han vivido historias truculentas que le causan "tristeza", y de las que ha sacado en claro que quiere ser "independiente" sin ser "amarga".
Maha Akhtar, periodista y bailaora
Nacida en 1965, Maha Akhtar domina seis idiomas y reside actualmente en Nueva York.
Se define como una mujer inquieta y una de sus principales aficiones es el baile flamenco. Debutó hace unos años como bailaora en un espectáculo que fusionaba la danza típica del norte de La India, el 'kathak' ,con el flamenco de Manuela Carrasco.
Como periodista, pasó más de quince años como mano derecha del periodista televisivo Dan Rather, uno de los rostros de la cadena estadounidense CBS.
Con Rather viajó a Irak y a Afganistán, y a quien no le gustaba nada, según ha reconocido, que en su tiempo libre bailara en un bar de tapas en Nueva York.
Un relato familiar a través de tres generaciones
Anita Delgado, su abuela paterna, se casó a los 17 años con el marajá de Kapurthala y se convirtió en maharaní, pero el desengaño de encontrar en la India a otras cuatro esposas hizo que se divorciara y volviese a Madrid.
Fruto de esta unión nació Ajit Singh, que cuando era un cincuentón se enamoró de Zahra, la hija de Laila, abuela materna de Maha Akhtar, cuando Zahra era una veinteañera de viaje por Europa para visitar a sus hermanas.
Zahra, embarazada de Singh, volvió a Beirut y le amañaron un matrimonio con Anwar Akhtar, un joven ambicioso que acepta casarse con una deshonrada a cambio de una carrera que les llevó hasta Australia.
Cuando Akhtar se reveló como un marido dominante y tirano, Zahra abandonó a Maha en un internado inglés. "Creía que era una cobarde, pero hace poco me di cuenta de que fue valiente y sufrió muchísimo", ha asegurado la autora sobre su madre.
Lejos de la vida "de esclava" que llevó Zahra, Maha Akhtar vivió engañada hasta hace pocos años: creía haber nacido en Australia, pero al renovar su pasaporte británico para comprar una casa en Sevilla descubrió que su partida de nacimiento no estaba en Australia.
Confundida, volvió a Beirut para hablar con su madre, ya enferma, que le confesó que había nacido en la cama donde ella se estaba muriendo, y que era hija de Singh y nieta de rajás.
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