viernes, 20 de abril de 2012

" EUGENIA ZICAVO "

Socióloga. Periodista. Esta noche libros en C5N / Revista Lamujerdemivida/ UBA-FSOC. Si me dan a elegir entre Biblioteca o Bombonera, me quedo con la segunda.

Desarrolla una columna sugiriendo "lo mejor " y " lo peor" de autores conocidos de acuerdo a su criterio . En los dos últimos viernes nos recomendó lo siguiente:

De Paul Auster :" lo mejor "  - La trilogía de Nueva York. Anagrama.: Una llamada telefónica equivocada introduce a un escritor de novelas policiacas en una extraña historia de complejas relaciones paternofiliales y locura; un detective sigue a un hombre por un claustrofóbico universo urbano; la misteriosa desaparición de un amigo de la infancia confronta a un hombre con sus recuerdos. Tres novelas que proponen una relectura posmoderna del género policiaco y que supusieron la revelación de uno de los más interesantes novelistas de nuestro tiempo.  
                  
                           "lo peor "- Viajes por el Scriptorium. Anagrama, Paul Auster ha escrito la más alucinada y extraña de sus novelas, incluso por la forma en que se le ocurrió la historia. El punto de partida fue muy distinto del de otras novelas suyas. Se lo explicaba así el propio autor.

De Willian Burroughs. "lo mejor"- Yonqui. Anagrama. William Burroughs publicó "Yonqui", en 1953, gracias a los buenos oficios de Allen Ginsberg, que se paseó con el manuscrito bajo el brazo por diversas editoriales hasta dar con Carl Solomon, un editor más valiente y más desesperado que otros, y que años después confesó que era tal el terror que le daba trabajar con semejante material que estuvo a punto de sufrir un colapso. Y así fue como apareció uno de los libros míticos de la literatura americana de nuestro siglo, pero también uno de los más prohibidos y subterráneos, en una editorial marginal, bajo el pseudónimo de William Lee. Burroughs aún no era el autor de "El almuerzo desnudo", ni se había constituido en el gran visionario de nuestra época, que ha inspirado a escritores, a músicos, a pintores y a cineastas, pero en esta descarnada, deslumbrante crónica de una adicción los vagabundeos en busca de droga, la avidez por el chute, la peculiar sexualidad y las no menos extrañas relaciones nacidas en la comunión de la droga estaba ya el fundamento de toda su obra posterior. Para Burroughs, un audaz explorador del lado más salvaje de la vida y la literatura, todo debe ser experimentado hasta el límite, aunque él nunca pierde la distancia de la inteligencia. Para llegar al paraíso de la droga hay que hundirse en su infierno, puesto que ambos son lo mismo, y la degradación nunca está muy lejos de la revelación. Porque la droga, finalmente, no es un medio para aumentar el goce ni un estimulante: es una manera de vivir.
                                      "lo peor "- Marica. Anagrama.En un inmenso suburbio, que Burroughs definiría más tarde como la Interzona, y que abarca desde la Ciudad de México, capital mundial del delito, hasta Panamá, un alter ego del escritor, Lee, teje su tela amorosa en torno a Allerton, un joven ambiguo, indiferente como un animal. Deambula por locales cada vez más sórdidos, en los que pulula una fauna en estado de descomposición, y en esas excursiones, como un pícaro alienado, nos regala astillas radioactivas de su negrísimo humor.

                           

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