Con tablets, stands de e-books, espacios digitales y debates los productos digitales ganan terreno, como nunca, en la fiesta literaria
Entró al Espacio Digital de la feria con una inquietud puntual: ¿cómo hacer para imprimir los cupones que le servirían para pagar en efectivo el libro que se había bajado? Hace un mes Melina Ferreyra, estudiante de ingeniería de 30 años, se compró un Papyre, es decir uno de los dispositivos para leer libros digitales. Se decidió porque le resultaba mucho más barato que una tablet y porque lo iba a usar principalmente para leer ficción y estudiar.
Pero en una bolsa que tenía en la mano también llevaba un enorme libro de física que recién había conseguido en uno de los stands de la Feria . "Para este tipo de libro tenerlo en formato papel es más práctico visualmente. Por las fórmulas, por los gráficos. El resto lo bajo en digital, como hace poco la colección completa de novelas de Edgar Rice Burroughs", cuenta a LA NACION. Así como en la vida de Melina, los libros digitales van ganando cada vez más espacio en la Feria del Libro, al punto que, según estimaciones de la industria, el consumo aumentó entre un 5 y un 9% en el último año.
El combo de tinta electrónica en la Feria se completa con charlas sobre Liibook, una plataforma web para que los autores publiquen sus obras, stands de librerías online como Bajalibros.com, asesoramiento y venta de las distintas versiones del Papyre, un enorme código QR en el stand de Eudeba del que pueden descargarse cuatro libros digitales en forma gratuita y un espacio de la Fundación El Libro dedicado exclusivamente a lo digital.
Un círculo cerrado a disposición del consumidor digital, pero también del curioso que apenas está incursionando en la tinta electrónica.
El Espacio Digital de la feria funciona como un dossier de usos digitales, con los diferentes soportes para la lectura a disposición de la gente. Pero a su vez se complementa, pared de por medio, con la Zona Futuro y su programación sobre el impacto de esa experiencia digital.
"Nuestro punto de vista no es blanco o negro; Chevy o Ford: creemos que los formatos de libros son complementarios. Son experiencias de lectura distintas y cada uno tiene su momento más apropiado de uso. Si uno viaja, el e-book posibilita llevar la biblioteca con uno, pero quizás en la playa sea más conveniente un libro tradicional. Depende. La industria se va modificando obviamente y está bueno que haya posibilidades para elegir", dice Esteban Castromán, uno de los curadores de Zona Futuro.
En ese espacio dará una charla pasado mañana Federico Roma, diseñador gráfico argentino creador de LiiBook, un sitio web que funciona como una plataforma de autopublicación de libros y textos, donde el autor tiene la plena potestad de ponerle un precio a su obra, de hacerlo en forma gratuita, o al estilo del grupo inglés Radiohead, que colgó su disco para que lo baja quien quiera y a la gorra digital. "El objetivo es trasladarle al autor la posibilidad de tomar todas las decisiones que antes adoptaba la editorial", explica Roma.
No hay filtro para subir contenidos. El único requisito es registrarse antes. Luego, quienes decidirán la reputación del autor son los lectores: pueden seguirlo como se hace en Twitter, dejarle comentarios como en un blog o directamente puntuarlo. En palabras de Roma: la literatura como algo juzgable. "No se sabe de dónde puede venir un Borges o un Cortázar y por eso no ponemos filtros", dice. Hoy en Liibook hay unas 5500 personas registradas, más de 7000 obras y un gasto de alrededor de 500 a 600 créditos mensuales; cada crédito vale un dólar.
Bajalibros.com, en cambio, es una tienda online de e-books . Quien quiera comprar un libro digital debe registrarse en el sitio, elegir alguno de los más de 40.000 títulos que hay hoy en el catálogo -aunque todos los días se suman nuevos- y comprarlo con el medio que prefiera. Luego lo podrá leer donde desee: en su computadora, en su iPad o en su Papyre. Justamente ese e-reader de origen español tiene, por primera vez, su propio stand en la feria, con una oferta de modelos que van desde uno básico, a $ 844, hasta uno con pantalla táctil, posibilidad de subrayar los párrafos, hacer notas y conectarse a Internet a $ 1699. "Estos dispositivos llegan para convivir con el libro tradicional; la demanda es cada vez más grande y el interés de las editoriales por tener sus títulos digitales, también", indicó Ignacio Pinto Falcone, de Grammata, el sitio oficial o biblioteca de Papyre. Los precios de los libros electrónicos resultan hasta un 70% más bajos que los de papel.
El debate sobre los derechos de autor en Internet también se coló ayer en la Feria. El presidente de Argentores, Roberto "Tito" Cossa, expresó que en el "negocio de Internet no se reconoce los derechos de los autores". También agregó: "Apoyamos firmemente el sentido de la cultura libre y estaríamos dispuestos a apoyar la cultura gratuita siempre y cuando todo sea gratuito. No se puede pedir que los autores seamos los únicos socialistas de esta historia", dijo el reconocido dramaturgo
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