jueves, 28 de junio de 2012

UNA BUENA IDEA....

                                  Un cuento callejero


                                 Por   Hugo  Vásquez Caez (Colombia)



Un alto porcentaje de abuelos campesinos nacen  dotados de una inteligencia natural, ya que muchos solo  han hecho estudios de primaria y otros ni siquiera tuvieron la oportunidad de palpar las celebres cartillas donde aprendimos el abecedario, pero eso  si, vivieron y viven llenos de un caudal de conocimientos adquiridos en el devenir  del medio que los rodea.  Con su don natural se hacían respetar, amenizaban las reuniones, daban los más sinceros consejos, intervenían en los problemas familiares de los vecinos para lograr paz  en esos hogares.



 Mi abuelo materno Leandro Caez según la partida de bautismo, ya que desde su nacimiento lo llamaban EL NIÑO CAEZ, era una estampa viva del campesino servicial y  amigo, con una extraordinaria chispa de ingenio y humor que compartía con sus coterráneos y lo alababan mucho fuera de su natural entorno.



 Cascajal su tierra natal, es el más bello municipio de Magangue, la naturaleza lo dotó de los más exóticos paisajes, rodeado de cuerpos de agua y con una flora poli cromática  que parece como si los pintores del Renacimiento se hubieran adelantado a su época, para inspirarse en ella y pintar sus inmortales cuadros.



Visitaba a mi abuelo con frecuencia bien en su residencia o en la finca. Un día  entré a la finca y noté que entre sus animales se destacaba un caballo blanco muy bonito y le pregunté como lo había adquirido  y cual era su valor. Me contestó: “Ese bello animal lo cambié por dos vacas paridas y tiene su buena historia  que te la voy a contar”.



Aquí en este lindo pueblo había  un señor  llamado  Rafael,  un  pensador curtido en los andares de la vida, con mucha experiencia y de fácil expresión, dedicaba mucho  de su tiempo en pasear por las orillas de las ciénagas. Una tarde llegó a las “Piedrecitas” un lugar donde el agua era muy cristalina y en el fondo se veían muchas piedrecitas - motivo de su nombre - allí estaba un señor sentado humedeciendo sus pies,  con una mirada en lontananza que reflejaba una alta preocupación; en la mano tenia la rienda con la que mantenía asegurado un hermoso caballo blanco como la nieve,  de orejas medianas, ligeramente bragado, con  una ondulada crin que resaltaba la belleza del animal.



Rafael lo saludó y se sentó a su lado, dialogaron por largo rato, el hombre del caballo le dijo que se llamaba  Manuel, que era casado, que pasaba mucho tiempo  fuera de su hogar por dificultades con su esposa, que era de agrio carácter hasta el punto que en el pueblo le decían”LA PANTICO” porque  la consideraban como una mezcla de PAN-tera, Ti-gre y CO-codrilo.



A  Rafael le causó mucha risa el apodo de la esposa de Manuel, este se dio cuenta que Rafael no dejaba de mirar y alabar al precioso animal, por eso le preguntó: ¿Le  gusta?



Rafael le respondió:

¡Me fascina!



Bueno, - replicó Manuel – si usted me adivina cual es mi destino y que voy hacer, se lo regalo…


Rafael se alegró mucho al oír aquella inesperada respuesta y pensó que se le facilitaba adivinar el destino de Manuel por todo lo que este le había contado, le fijó su mirada en el rostro y le dijo:usted va para donde sus suegros con el fin de dejarles a Elisa su esposa por un tiempo indeterminado y así  tener la libertad de hacer lo que tanto le agrada: reunirse con sus amigos y amigas, tomarse sus tragos, jugar dominó y regresar a su casa sin ninguna preocupación!.
 

Manuel  quedó pensativo por un buen rato y de pronto exclamó:
 

¡El caballo es suyo,  se lo regalo!
 

Rafael con expresiva sorpresa y una infinita alegría, le dijo:


¿Adiviné, verdad?


 Manuel le contestó: No…no adivinaste, pero me diste  UNA BUENA IDEA….    

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1 comentario:

  1. He leido el cuento y además de que esta magistralmente escrito me ha fascinado por su final insólito y gracioso.


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