Aunque nació el 11 de febrero de 1903 en Kiev, la educación impartida por una institutriz francesa hizo que la novelista ucraniana Irène Némirovsky dominara el francés como si fuese su lengua materna.
Irène NémirovskyEn 1918, tras escapar junto a su familia de la Revolución Rusa, la joven que también hablaba ruso, inglés, yiddish, polaco, finés y vasco vivió durante un año en Finlandia y luego se instaló en Francia, donde retomó sus estudios y, en 1926, consiguió licenciarse en la Sorbona, donde cursó la carrera de Letras.
Ya casada con el ingeniero y banquero Michel Epstein, el padre de sus dos hijas, Némirovsky publicó en París su primera novela, que recibió el título de “El malentendido”. Poco después vendría su consagración como escritora, a través de “David Golder” (obra que, con el tiempo, sería adaptada tanto al cine como al teatro) y de “El baile”.
En 1938, pese a que ya era una escritora reconocida en lengua francesa, el gobierno de Francia rechazó su pedido de nacionalización. Por ese motivo, el 2 de febrero de 1939, Irène y su familia optaron por convertirse a la fe católica. Sin embargo, los inconvenientes no finalizaron allí: como consecuencia de las leyes antisemitas promulgadas en 1940, la autora se quedó sin la posibilidad de publicar sus trabajos y su marido, de ganarse la vida como banquero.
Ante este panorama, la familia Epstein optó por refugiarse en Issy-l”Évêque, pero allí tampoco la suerte estuvo del lado de ellos. El 13 de julio de 1942 la gendarmería francesa arrestó a Némirovsky, quien fue llevada primero al campo de Pithiviers y más tarde a Auschwitz, donde el 17 de agosto de 1942 falleció víctima de tifus.
Es importante destacar que, tras su muerte, Irène continuó sorprendiendo a través de sus obras gracias a que sus hijas se dedicaron a publicar los manuscritos inéditos de su madre. Así, por ejemplo, aparecieron “Suite Francesa” (obra distinguida con el Premio Renaudot a título póstumo), “La vida de Chejov” y “El ardor de la sangre”, entre otras.