miércoles, 15 de agosto de 2012

LA VASIJA AGRIETADA


Enviado por HUGO VASQUEZ CAEZ. (Colombia)


Cuando tenemos la disciplina de leer, con frecuencia encontramos  escritos  que son joyas de incalculable por el valor  moralizante que conllevan y en ese instante se nos viene el deseo de multiplicarlos,  para que sean conocidos por el mayor número de pensantes. Este  articulo que les voy a  transcribir  contiene una intachable  verdad que  quiero multiplicar y mas hoy cuando  se me ha presentado la oportunidad de hacerlo , contando con la generosidad de Elizabeth Urso, de la Argentina, a través de su prestigioso  blog, UN RINCON DE LIBROS, lo hago con mucho placer. 

Pensemos que hacer el bien es nuestra sana misión, que cuando cometamos un involuntario error, seamos sinceros en reconocerlo, como lo hizo la vasija agrietada, que  por su honestidad  tranquilizó su alma y se llenó de felicidad al contemplar los maravillosos efectos de su grieta. HUGO VASQUEZ CAEZ.



Un transportador de agua, tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo para poder cargarlas sobre sus hombros.  Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras la otra era perfecta y conservaba toda el agua en su interior. Por lo tanto, cada día que el hombre recorría el camino hacia la casa de su patrón, una vasija llegaba llena, y la otra, con la mitad del agua.  Durante dos años completos esto ocurrió así, todos los días.


Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, se sabía perfecta para los fines para los que había sido creada. En cambio, la pobre vasija agrietada se sentía muy avergonzada por su propia imperfección y se sentía miserable porque solamente podía hacer la mitad de lo que se suponía era su tarea.  Un día, la tinaja quebrada le habló así al aguatero:

-    Estoy avergonzada de mí misma y quiero disculparme contigo.

-    ¿Por qué?  -le preguntó el aguatero-.

-    Porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de lo que sería mi carga y por lo tanto, obtienes la mitad del dinero que deberías recibir.


El aguatero se sintió muy apesadumbrado por la vasija rota y con gran compasión le dijo:

-    Cuando regresemos a la casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
 

Así lo hizo la tinaja.  Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo del camino, pero de todas maneras se sentía muy apenada porque al final sólo llevaba la mitad de su carga.  Entonces el aguatero le dijo:

-    ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en una acera del camino?  Es en la acera por la que tú circulas sobre mis hombros.
 

Siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello. Sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde pasamos, y todos los días tú las has regado.  Por dos años, yo he podido recoger estas flores para decorar mi casa, la de mi madre y regalar en un hospital.  Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza. 

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar cada grieta para obtener un buen resultado. 



Autor Desconocido   

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