miércoles, 25 de abril de 2012

Cómo encontrar "tesoros" en la Feria del Libro

Clásicos y modernos a buen precio
Por Leonardo Tarifeño | LA NACION

El amor incondicional a los libros es un sentimiento noble. Pero suponer que todos los libros, por el solo hecho de ser tales, constituyen objetos de conocimiento puede ser una ingenuidad fatal. Cualquiera que hoy entre en una librería sabe que para no ahogarse en el océano de libros-chatarra hay que armarse de paciencia, información y una buena dosis de desconfianza preventiva. Dicen que cada libro encuentra su lector; lo que no está claro es si ese encuentro no resulta, a veces, un encontronazo.
El ejemplo extremo de esa urgencia del lector es la Feria del Libro. ¿Cómo saber, en esa isla de 45.000 metros cuadrados y 1577 stands, dónde están los tesoros que vale la pena descubrir? La pregunta no es ociosa, ante la avalancha de títulos que la industria editorial produce mes tras mes, que acentúan la necesidad de más librerías, más plataformas de difusión, más medios especializados, más libreros. Porque un error en una compra puede costar más de 100 pesos y horas de lectura a regañadientes.
La Feria del Libro es un shopping, y lo único que siempre ocurre en un shopping es que en algún momento el comprador se pierde. Como en todo shopping, también, impera la lógica del cambalache: una de las pruebas es el stand de Distal, donde los clásicos El retrato de Dorian Gray , de Oscar Wilde, y Oliver Twist , de Charles Dickens ($ 45 cada uno) conviven, en la mesa de ofertas, con Camino a la igualdad ($ 55), de María José Lubertino. En el de Losada, más de lo mismo: Ensayos ($ 49) de Robert Louis Stevenson y los Cuentos completos de Edgar Allan Poe ($ 139), Franz Kafka ($ 149) u Oscar Wilde ($ 89) tienen de vecina a la biografía de Hermes Binner. La generosa teoría por la cual cada libro encuentra su lector no distingue entre héroes de la literatura y esclavos de la política. El único criterio omnipresente es tener de todo y para todos los gustos.
En la Feria, la propuesta alternativa a la explosión demográfica de títulos es la oferta, el momento culminante en el que el shopping se convierte en mercado de pulgas. La transformación ocurre en cada pasillo, y es ahí donde el paseante con alma de ratón de biblioteca puede encontrar auténticas joyas a muy buen precio. Un caso es el stand de la librería Mandrake, cuya mesa de 3 libros por $ 75 ofrece, entre otros, la muy recomendable antología La otra realidad , de Tomás Eloy Martínez; El nombre de la rosa , de Umberto Eco, y la novela policial Un cuchillo en la mirada , de Jim Thompson; más allá, En tierras bajas , de la Nobel alemana Herta Müller, aparece rebajado de $ 118 a $ 50, y los dos tomazos de Cuentos completos de Francis Scott Fitzgerald cuestan unos razonables $ 118. Para los audaces, en la mesa donde se vende lo que sea por $ 15 queda un título sugestivo: Recuerdo a todos mis amantes y cómo solían tocarme , de la ignota Kerstin Thorvall. ¿Habrá entre esas tapas la perla que todo lector consumado sueña con encontrar? Por apenas $ 15, la aventura está servida.
Menos azarosas son las apuestas con las que el Fondo de Cultura Económica encandila al amante de las ofertas. Por apenas $ 20, el cazador de libros se puede llevar El mago de Viena , una de las grandes obras del escritor mexicano Sergio Pitol; por un poco más, $ 35, la antología Ficción y reflexión , que compila lo mejor del argentino José Bianco, y por $ 10, El capital , de Karl Marx. Si se considera que en la entrada de la Feria un pancho cuesta $ 8, nadie podría decir que la obra cumbre del marxismo no está a un precio proletario. Sin embargo, por alguna razón que tal vez tenga algo que ver con las idas y venidas de la Historia, el libro del FCE que congrega a más curiosos no es El capital , sino ¿Mi bebé o mi jefe? , la investigación con la que especialistas de Australia, Dinamarca y Holanda examinan las relaciones laborales en el siglo XXI.
Los grandes grupos editoriales protagonizan la Feria, y de ellos el escenario inevitable lo representa el stand de Random House Mondadori. Los precios no varían mucho con respecto a las librerías, pero su ecuación calidad/precio abruma: en ese sentido, El expediente Archer ($ 89), del novelista policial Ross Mac Donald; el ensayo Costas extrañas ($ 59), del Nobel sudafricano J.M. Coetzee; las memorias Eramos tan niños ($ 89), de la rockera Patti Smith, y la autobiografía política Yo maté a Scherezade , de la poeta libanesa Joumana Haddad, resultan imbatibles.

Para todos

Es una realidad incontrastable que en la Feria hay de todo y para todos los gustos. Los nostálgicos tienen su paraíso en el stand de Planet Deux Comics, en el que las glorias de la colección Robin Hood ( Mujercitas, Las aventuras de Tom Sawyer, Juvenilia ) se presentan como en los buenos viejos tiempos, con tapa dura, ilustración a tono con el paso del tiempo y precio casi simbólico ($ 15). Los diseñadores y fotógrafos encuentran su oasis en La Paragráfica, donde el clásico Drawing is thinking, de Milton Glaser ($ 345), y los volúmenes sobre la agencia Magnum, o los fotógrafos Brassäi, Man Ray y Walker Evans hacen brillar los ojos de todo aquel que se deje fascinar por la inteligencia aplicada a la belleza. Por otro lado, quienes aún se toman en serio la gastada metáfora foucaultiana del libro como "caja de herramientas" se maravillarán con la edición de lujo de Las comidas en 30 minutos ($ 220), del mediático chef inglés Jamie Oliver. El de Oliver es un libro caro, pero la Feria alberga sueños aptos para todo público: los aprendices de cocineros que padecen justo aquello que el Indec calla pueden emular al inglés si se dan una vuelta por el stand de Dos Editores; una vez allí, descubrirán Cocina para lucirse , Cómo cocinar sin sal y El libro de oro de los postres y tortas , monumentos al paladar que prometen maravillas... a sólo $ 50 los tres.
Como enseña la Feria a cada instante, el amor incondicional a los libros es un sentimiento noble. Y, a veces, aprender a sobrevivir en estos pasillos es una manera de hacer que el encuentro del libro con el lector no sea un encontronazo.

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