lunes, 4 de julio de 2011

“ZAPATERO A TUS  ZAPATOS”
Autor: Hugo Alberto  Vásques Caez                          

Nuestro medio está lleno de máximas y proverbios que escuchamos o expresamos con frecuencia sentenciando con frases cortas un hecho o sembrando tácitamente una moraleja: “Perro que ladra no muerde”,”cuando el río suena es por que arrastra piedras”,”barriga llena corazón contento”, ”el hombre es fuego y la mujer estopa llega el diablo y sopla” “costumbre de mal maestro sacan al niño siniestro”,”triste  está la  casa cuando la gallina canta y el gallo calla”, “al buey viejo pasto viche”.

Cada proverbio tiene su autor y fecha de nacimiento, pero como son máximas populares casi nunca nos interesamos en saber su origen. Yo estoy seguro que el proverbio que titula este escrito lo conocemos y lo expresamos con mucha frecuencia, pero su paternidad algunos las desconocen y a otros se les ha olvidado, por ello voy a tratar de recordárselas.

Cuando era Gobernador del Distrito F2 de los leones de Colombia, en mi vista oficial a Providencia, la Isla de los siete colores. Si el espectro solar se pudiera modificar para agregarle un color más a este territorio, en nada modificaría la belleza policromàtica con que la naturaleza adornó a esta paradisiaca isla, llena de encantos por todos sus puntos cardinales.  En la reunión principal un compañero con acertado tino y  en el momento oportuno expresó: “Zapatero a tus zapatos” en medio de unos diálogos constructivos que teníamos. Me gustó mucho la oportunidad del proverbio que ustedes al igual que yo conocemos desde hace mucho tiempo, pero me interrogaba sobre su origen y comencé a buscarlo y al fin  logré encontrarlo.  Apeles un pintor griego nacido en Efeso  A C, tenía la costumbre de pintar sus cuadros y luego los exhibía en el mercado público y se escondía en sitios estratégicos para oír las críticas o los elogios de su obra.  Un día pintó una bella mujer de cuerpo entero y como era su costumbre lo expuso al público y se escondió. Pasó un zapatero y se quedó mirando el cuadro y poco después expresó: estos coturnos (zapatos que usaban con especialidad los artistas griegos y romanos), tienen la suela muy delgada y las correas deben ser más anchas.  Poco después de oír estas críticas, Apeles salió de su escondite y tomó el cuadro, lo llevó a su taller y lo corrigió como había dicho el zapatero.  Al día siguiente volvió a colocar el cuadro en el mercado y él como siempre lo hacía, se oculto. Coincidentemente pasó el mismo zapatero, vio de nuevo el cuadro y expresó: que bellos quedaron los coturnos hay una armonía en estas sandalias. Mas tarde se puso a examinar todo el retrato y cuando llego a la cara dijo: este rostro no muestra expresión, la nariz debe ser más pequeña y sus ojos más llamativos.  Apeles al oír estas criticas mal infundadas y sobre todo de quien las expresaba, salió corriendo de su escondite y con mucha ira le dijo: “ZAPATERO A TUS ZAPATOS”.

Moraleja: “ Cada uno debe juzgar con criterio, solamente lo que entiende.”

El autor del cuento Hugo Alberto Vásquez Caez vive en Barranquilla, Colombia. Médico Cirujano. Con un extenso currículum profesional. declarado " Ciudadano  Ilustre", por la Alcaldía de Magangue. Condecorado por el Club de Leones Monarca de Magangue por 50 años de servicio a la comunidad. Diputado de la Asamblea Departamental de Bolívar.
 Escribir forma parte de su vida, enviándonos uno de sus cuentos. Del libro "Anécdotas Cuentos y Relatos de Ocho Médicos Caribeños"

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