miércoles, 27 de julio de 2011

                         U N A   V A C A   R E T R E C H E R A

                                            Hugo Vásquez  Caez



Si nos pusiéramos a estudiar el instinto animal nos  llenaríamos de sorpresa  y admiración al contemplar la inteligencia de estos seres y la similitud de sus actos con la de los humanos. El instinto como bien lo definen los  académicos “es una tendencia innata a realizar determinadas acciones siempre orientadas a un fin”.
Estoy seguro  que los lectores de estas líneas tendrán mucho que contar  de  lo que han visto relacionado con el  tema. Hace  tiempo leí una crónica sobre una fuerte sequía que hubo en la Guajira, un departamento del norte de Colombia, donde los animales morían de sed  y el Gobierno tomó las medidas del caso, ordenando construir albercas en los caminos  y las llenaban del preciado líquido con  camiones que la trasportaba  de las fuentes de aguas  más cercanas. Cuenta el cronista que  vio cuando llegó una vaca con su cría, ella sació su sed pero el ternero no  alcanzaba a beber y le daba la vuelta a la alberca con desesperación. La madre como toda buena madre, buscó la solución; se acostó pegada a la alberca, su hijo se subió sobre ella  y resolvió a saciedad el problema tomando toda el agua que su organismo le exigía.
Les repito, estoy convencido de la multitud de casos donde ustedes han sido testigos  de hechos  tan increíbles que solo Dios tiene  a mano la explicación. Les cité esta habilidad de una vaca  en la sequía   de la Guajira para que me diera margen de  recordarles lo que es el instinto animal  y así contarles lo de la  VACA RETRECHERA, un cuento callejero. .

En Rostov un pueblo ruso a orillas de la margen izquierda del río Don,  varias familias alimentaban a sus hijos con la leche de una vaca que habían comprado en compañía. Un día cualquiera la vaca no dio leche, se “secó” como se acostumbra a decir en nuestra región. Las familias preocupadas se reunieron y acordaron venderla  para adquirir otra. El miembro familiar a quien le dieron la tarea, se fue silencioso a un pueblo lejano llamado Saratov  y compró un extraordinario animal  que les daba  más leche que la anterior.  Las familias felices  acordaron sacarle cría  para mantener con la descendencia la alegría que tenían. Compraron un toro negro con manchas blancas en los ijares, ligeramente bragado, resoplón,  con peso y altura propios de un buen reproductor, y lo soltaron en la misma  huerta de la vaca. Poco tiempo después notaron que  había un problema de relación entre los dos animales,  si el toro se le acercaba por delante para acariciarla ella reculaba, si se le acercaba por detrás aceleraba el paso, si lo hacia por los lados  su compañera se acostaba. Preocupados por el problema resolvieron consultarle al Maestro, un  sabio del pueblo que como el Rabino entre los judíos daba los consejos orientándolos  por el mejor camino. El  Maestro llegó al corral y observó lo que los dueños le habían  contado sobre la actitud de la vaca  y  después de un rato de reflexión  les dijo: ya se lo que pasa, ustedes compraron  esa vaca en SARATOV, verdad?  y todos quedaron sorprendidos  ya que el comprador guardaba el secreto, y de inmediato le  preguntaron y Ud. por que sabe  que ese animal es de Saratov?. Sencillamente, por que  mi mujer es de  allá........y se comporta igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario