lunes, 30 de enero de 2012

" Leer y escribir: una forma de fomentar la imaginación "

No sólo estimulan la creatividad y la fantasía, tanto en niños como en grandes, sino que además son un medio cada vez más usado para la catarsis personal.

 

En un mundo en el que el celular, el acceso a Internet y el auge de las redes sociales revolucionaron la manera de comunicarse de los seres humanos, no resulta ya sorprendente que proliferen los blogs, páginas webs, tweets, posts y todo cuanto haya al alcance de la punta de los dedos para publicar desde primicias hasta pensamientos random. La palabra escrita volvió a tener un protagonismo que muchos creían perdido.
"Con respecto a los medios, cada cual encontró su lugar para expresarse y, si bien hay gente que lo hace a través de otras artes, para mí la palabra es irremplazable", explica Natalia Rozenblum, estudiante de Filosofía y responsable de Historias Colectivas , una página que propone un juego de literatura con una estructura similar a la de los cuentos Elige tu propia aventura y donde, además, hay artistas como Liniers que se prestaron a escribir los comienzos de algunas de estas historias. "Para mí es mucho más rico cuando uno puede pensar cómo es el personaje a que ya te lo den hecho como en el cine. La lectura habilita esas fantasías", agrega.
Es que poder desarrollar la capacidad de inventarse, por un rato, un mundo paralelo es tanto un escape instantáneo de la realidad como una herramienta fundamental para la vida. "Estamos hablando del desarrollo de una de las mayores capacidades que debe tener una persona, ya que no sólo la imaginación es necesaria para la gente que la utiliza dentro de carreras o profesiones que la expresan de manera evidente sino también para la vida diaria, para la resolución de problemas", dice María Cecilia Barreto, licenciada en Ciencias de la Educación y Magister en Gestión de Recursos Humanos, Trabajo y Organizaciones. Betina Bensignor, por ejemplo, dirige talleres de escritura creativa y comunicación efectiva en forma personal o grupal, incluso en empresas .
El mundo que puede brindarles a niños y adultos un libro es inconmensurable. Tanto la lectura como la escritura son indispensables para darle vuelo a la fantasía y, según Barreto, al revés también: "Un chico con imaginación siente más atracción por la lectura que uno que no la haya desarrollado porque sabe que la lectura va a llevarlo al lugar donde quiera ir y al momento en que desea estar. Ésta es una experiencia imposible de ser vivida mirando tele o jugando con los videojuegos".

Desde pequeños

Todos, absolutamente todos, tenemos desde niños la misma capacidad para crear, imaginar, fantasear. Pero, si no la ejercitamos, luego no sabremos cómo usarla o cuando intentemos hacerlo nos resultará más difícil. Por eso, estimular a los chicos desde pequeños es fundamental, no sólo para darles una infancia más feliz sino también para sumarles una herramienta que los ayudará en su futuro.
"La escuela adopta textos, cuentos tradicionales, los explora con los niños, los revisa, los debate. Estos textos se vuelven más complejos, se abren a nuevas propuestas de análisis, vuelcan contenidos, nos transportan a la historia, nos abren al análisis, nos forman como personas, como ciudadanos, como sujetos críticos del conocimiento adquirido", explica Estefanía Valentini, licenciada en Trabajo Social. Y suma: "A través de lenguaje y la literatura, el niño irá desarrollando su sintaxis, es decir, su forma de expresarse, de contarles al resto sus opiniones, de hacer explícita su participación, de mostrarse como ser crítico". Barreto coincide con esta visión: "Como resultado de la imaginación en conjunción con la lectura, se obtiene en el chico una dicción mejorada, un vocabulario más amplio, una construcción textual correcta, sin dejar de lado lo más importante: un contenido que no tiene desperdicio".
Pero, ¿qué dicen los chicos? ¿Les gusta leer? ¿Les parece divertido escribir? Por supuesto, hay de todo y, dentro de ese todo, por suerte hay muchos que siguen apostando a los libros. El boom de Harry Potter y sagas parecidas, sin dudas, ayuda muchísimo a este renacer del interés de los más chicos por la lectura. Y, por su parte, Internet aporta su granito de arena para que la escritura también les parezca una opción válida. "Empecé a escribir a los 8 años. Comencé con cuentos cortos, pero tengo muchas ideas para hacer otras cosas", dice Mora a sus apenas 11 años. Ella, igual que muchas otras personas de todas las edades, es una de las usuarias de Historias Colectivas y, según cuenta, la escritura y la lectura son dos pasiones que no cambiaría por nada: "Si me das a elegir entre cualquier cosa y un libro, siempre voy a elegir el libro. Pienso además que cualquier persona puede escribir. Muchas veces armo textos sobre la base de personajes de otros libros, invento cosas que me hubiese gustado que pasaran o cambio los finales. También, cuando voy viajando miro a la gente y la escucho e invento historias, dejo volar mi imaginación porque es muy divertido", agrega.

Y de grandes también

"Mi primer blog fue Capitana del espacio en 2007. Arrancó como anónimo y fue un cambio rotundo en mi vida. Tenía muchos prejuicios sobre el mundo web y tuve que tragarme mis palabras porque descubrí un espacio donde podía hacer catarsis", explica Paola Florio (alias "Capi").
Es que, parece, escribir es una catarsis diferente a la que uno puede hacer en el consultorio de un terapeuta. Y si el desahogo es anónimo, mejor aún. "Cuando abrí Capitana del espacio me había separado de mi novio, estaba sin trabajo y vivía sola en un monoambiente. Pasaba mis días envuelta en un pijama celeste y un saco verde y aturdía a mis amigos con mis penas, hasta que un día dije: ‘Basta, esta gente no se merece que les viva llorando encima’. Entonces, cada vez que me dolía el pecho o me sentía mal, escribía un texto y lo subía al blog. Al principio no me leía nadie, dos o tres amigos dejaban comentarios, pero a mí no importaba porque me servía para sacar todo lo que tenía adentro sin volver loco a nadie", relata Florio, quien recomienda fervientemente que, para que la catarsis siga siendo efectiva, el blog sea siempre anónimo. Y para que otros puedan utilizar este medio como espacio de terapia, igual que hizo ella, abrió Matemos a los ex como lugar de catarsis colectiva.
Así, la Web hoy nos ofrece diferentes opciones para quienes buscan leer lo que otros escriben y darle a esa historia su propio final o para quienes quieren volcar sus pesares y descargar sus broncas sin necesidad de dar la cara (o el nombre, claro).

Texto: Verónica Salatino

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