“Escribía de noche en cuadernos que forraba de negro”
Por Julián López
ENTREVISTA - 18/08/12
-¿No me diría la última estrofa del poema “Oficio” que aparece en su libro “Natal”?
–En medio del viento y de la nada / crear día a día pareciera / ser idéntico a este oficio extremo / de cuidar más allá de sí mismo / la vida de la llama.
Como un rumor secreto, desde el confín más austral del mundo, ahí donde las canoas encendidas de los Yámanas dieron nombre a la Tierra del Fuego, Niní Bernardello pasa a veces por Buenos Aires. Por ejemplo, para recitarle al cronista algunos versos de su último libro. Admirada y alentada por poetas como Irene Gruss y Diana Bellessi, la geografía parece ser la lírica con que Bernardello escribe y pinta: también es artista plástica. Nacida en Cosquín en 1940, desde hace más de tres décadas vive en Río Grande, territorio de fabulosas tradiciones originarias, que también se le meten, atraviesan su escritura. Bernardello habla con una calma que embelesa, mientras suelta palabras sobre su oficio de escritora, un tema que puede rastrearse en sus seis libros. “Escribir para mí siempre fue la gracia”, dice, “lo que viene de arriba, una rememoración del fluir del río de Cosquín. Por eso titulé a mi libro Natal , el lugar donde nací, pero también donde aprendí a leer el mundo”.
–¿La pintura y la poesía fueron un descubrimiento conjunto?
–Sí, aunque lo que yo quería era pintar, pero el camino de la plástica siempre fue un desafío, siempre estuvo sembrado de incertidumbre y en cierto sentido de dolor. En cambio la poesía se me impuso naturalmente y como por un costado, a partir del primer poema siempre seguí escribiendo pero de manera secreta. Como si hubiera estado partida: una parte hacia afuera, que era la pintora y otra hacia adentro que era la escritora. Fijate cuán secreto era que escribía de noche en unos cuadernos que forraba de negro, para mí la poesía es el lugar de lo íntimo, de lo escondido.
-¿Y cómo empezó a publicar?
–Lo que me empujó fue la muerte de un amigo al que le gustaba mi poesía; decidí dedicarle Espejo de papel , mi primer libro. Ese año, 1981, Diana Bellessi, que conocía mis escritos, me invitó a publicar en la editorial Sirirí.
-Natal parece una condensación de su obra: el amor, la infancia, la geografía, los mitos y los sueños. ¿Siempre abordó esos temas?
–Sí, pero me di cuenta después, no hace mucho. Por eso creo que Natal de alguna manera cierra una manera de escribir, una relación íntima con las palabras.
-¿Y ahora cómo es?
–Es como si se hubiera roto el ensueño de la escritura, ese estado de rapto en el que habitualmente escribía, un estado de independencia que me hacía sentir responsable de todo lo que aparecía y de lo que finalmente publicaba en mis libros.
–Se terminó el ensueño.
–No me preocupa, estoy en otro lugar de la escritura. Tengo varios libros terminados. En uno, Agua florida , aparece algo distinto: la voz con que me habló el paisaje de la provincia de Buenos Aires. Juan Moreira, el gauchito Gil, surgieron personajes de la mítica popular que hasta ahora no habían aparecido en mi poesía.
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