Hoy, 1 de Agosto, don Aledo Luis Meloni, celebra su centenario con la vida y la poesía en testimonio de alianza, ofrenda y destino, consumados en la Palabra y su servicio de luminosa sabiduría en un hombre de dos siglos.
Desde Bolívar, provincia de Buenos Aires, a San Antonio, en el Chaco, consumó la parábola centenial de una criatura donada y dotada para la poesía, la docencia y el altruismo.
La memoria es la madre del recuerdo. Comparto tres homenajes al Tata Aledo.
Un abrazo fraterno en el "Chaco, tierra ceñida a mi costado, según Don Aledo, maestro de escuela, Miembro de la Academia Argentina de Letras y paisano del Universo.
Bosquín Ortega
EL
CANTO VIVO DE MELONI
por
Bosquín Ortega
Sapiencia
que se siente, goza y piensa en música, es la poética de Aledo Luis Meloni,
patriarca de la cultura chaqueña y argentina. Hombre de dos siglos, memoria
centenaria, testigo histórico y testimonio incesante al servicio de su causa de
canto. Su vida y obra es un cántico de alabanza y gratitud al Creador y su
creación, y en su condición de criatura de poesía encarna y alcanza alturas
líricas que amalgaman en la arcilla de la palabra sonoridades místicas y
resonancias épicas de la epopeya de parición y aparición, sucesiva y
sustantiva, de la identidad de los chaqueños.
Su
saga en coplas, homenaje y monumento a la tradición española transmutada en presencia
suramericana, es un río heracliteano donde el flujo del hombre y el fluir de su
gesta son la corriente simultánea que busca y sigue el cauce originario de la
existencia, entendida como el movimiento hacia la trascendencia.
Melopea
de coplero, paciencia de ebanista y sutileza de orfebre, signan y urden su
cosmos de Intranauta (el término es de Marechal, para designar al Poeta que lee
adentro de su ser),
en
una travesía de significantes que hizo de su poetizar un orbe propio, suyo y
cierto. El tono y el modo de pulsar sílabas, frotar vocablos y percutir
sintaxis le otorgan un aura de brillo en sí que distingue a la Cadencia Meloni,
en términos musicales.
Aledo,
en la intimidad de su morada, interpreta la quena, hermana inca de la flauta
griega, inspirado en el aliento melódico que impregna su legado prolífico como
una totalidad armónica. Ese don de cantar, en instrumento y en escritura, es
savia sonora y fruto cifrado que yergue el árbol de su poesía.
Hombre
donado y dotado para la palabra cantada y rimada, participa de un mandato de
canto en el sentido de ofrenda ascendida del alma a través de la música, cumbre
del lenguaje sugerente y envolvente del espíritu humano. Discípulo confeso de
Antonio Machado, honra el carácter conceptual y musical de su magisterio. “Ante
todo, la música”, pidió Paul Verlaine, y siguiendo el camino, con otra
estética, Ezra Pound postuló que la poesía, para no atrofiarse, debía estar lo
más cerca posible de la música.
Por
eso, Meloni canta, espontáneo, con la naturalidad luminosa y transparente de un
manantial, de una límpida fuente sonante, de una vertiente fecunda y vibrante,
y se lo escucha en la “oreja del corazón”, como sentencia Horacio Ferrer. Y en orden
a su respiración musical es la condecoración instrumental conferida por
diversos y distintos estilos de intérpretes: Argentino Luna, pionero, en Tierra
ceñida a mi costado, grabada en la década del setenta; los Hermanos Ramos,
dueto resistenciano, que asumieron sus versos a la manera de un emblema; Humberto
Falcón, desde una búsqueda de juglaría nordestina; Rubén Tolosa, con su aporte de resignificación orquestal; Mariana
Carrizo, caja en mano, con la herencia vallista de los coplistas precolombinos;
Motta Luna, en la miel de chacarera madre de Santiago del Estero y Julio
“Coqui” Ortíz, que engalanó con espaciales
vestiduras de solista virtuoso.
Ya
los místicos confirmaron que “quien canta, reza dos veces” y el padre Julián
Zini, que, transita la misma senda del paisano
de Bolívar, chaqueñero por adopción y tributo
del destino.
Destilado
por el tiempo, Meloni, musical y musicalizable, es pariente del aire y compadre
del viento, como lo son Yupanqui y Tejada Gómez: un inmenso poeta popular, lo
que equivale a afirmar un poeta universal, definitivo.
Enviado por Dora Giannoni, escritora y gran colaboradora con Un rincón de libros. Gracias !!
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