Enviado por HUGO VASQUEZ CAEZ. (Colombia)
Cuando tenemos la
disciplina de leer, con frecuencia encontramos
escritos que son joyas de
incalculable por el valor moralizante
que conllevan y en ese instante se nos viene el deseo de multiplicarlos, para que sean conocidos por el mayor número
de pensantes. Este articulo que les voy
a transcribir contiene una intachable verdad que
quiero multiplicar y mas hoy cuando se me ha presentado la oportunidad de hacerlo
, contando con la generosidad de Elizabeth Urso, de la Argentina , a través de
su prestigioso blog, UN RINCON DE LIBROS,
lo hago con mucho placer.
Pensemos que hacer
el bien es nuestra sana misión, que cuando cometamos un involuntario error,
seamos sinceros en reconocerlo, como lo hizo la vasija agrietada, que por su honestidad tranquilizó su alma y se llenó de felicidad
al contemplar los maravillosos efectos de su grieta. HUGO VASQUEZ CAEZ.
”Un transportador de agua, tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo para poder cargarlas sobre sus hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras la otra era perfecta y conservaba toda el agua en su interior. Por lo tanto, cada día que el hombre recorría el camino hacia la casa de su patrón, una vasija llegaba llena, y la otra, con la mitad del agua. Durante dos años completos esto ocurrió así, todos los días.
Desde
luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, se sabía perfecta
para los fines para los que había sido creada. En cambio, la pobre vasija
agrietada se sentía muy avergonzada por su propia imperfección y se sentía
miserable porque solamente podía hacer la mitad de lo que se suponía era su
tarea. Un día, la tinaja quebrada le habló así al aguatero:
-
Estoy avergonzada de mí misma y quiero disculparme contigo.
- ¿Por
qué? -le preguntó el aguatero-.
-
Porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de lo que sería
mi carga y por lo tanto, obtienes la mitad del dinero que deberías
recibir.
El aguatero se sintió muy apesadumbrado por la vasija rota y con gran compasión le dijo:
- Cuando
regresemos a la casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo
largo del camino.
Así lo
hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo
largo del camino, pero de todas maneras se sentía muy apenada porque al
final sólo llevaba la mitad de su carga. Entonces el aguatero le dijo:
-
¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en una acera del camino?
Es en la acera por la que tú circulas sobre mis hombros.
Siempre
he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello. Sembré semillas de
flores a lo largo del camino por donde pasamos, y todos los días tú las has
regado. Por dos años, yo he podido recoger estas flores para decorar mi
casa, la de mi madre y regalar en un hospital. Si no fueras exactamente
como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.
Cada uno
de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero
debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar cada grieta para
obtener un buen resultado.
Autor
Desconocido
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