lunes, 18 de febrero de 2013


DEL  MAGO DE ARJONA  A  SIMON EL MAGO

 

                                                   Relato de un suceso         

                                                   Hugo Vásquez Caez (Colombia )
 

 

La Costa  Atlántica tiene un buen record sobre los falsos profetas que han llegado a nuestras tierras. En Magangué, los Palmitos, el Piñal y en varias regiones de los departamentos caribeños se tejen muchas historias de personajes “dotados de poderes mágicos”,  no para servirle a la humanidad como muchos dicen, sino para explotarles  ese don de ingenuidad con que algunos nacieron y llevan dibujados en la frente.

Arjona una ciudad intermedia, a pocos kilómetros de Cartagena, junto con sus corregimientos y municipios vecinos,   se había  constituido en un agudo  problema social, por la aparición de un célebre hombre con poderes extraterrestres y que bautizaron con el apelativo de EL Mago de Arjona,  por las sanaciones que hacía. A este  “mago” lo rodearon los explotadores mas ávidos y corruptos que ustedes se puedan imaginar. Estos depravados se dedicaban a relatar historias increíbles hechas por el Mago, que las comparaban con las que hizo Jesús en su peregrinar por este mundo.

 

Todos los habitantes  de la costa acudían a depositar sus ahorros para ver al mago y salir aliviados de sus dolencias. Las consultas eran interminables y se convertían en un gran festín para  los buitres humano que lo explotaban. Estos perversos convencían a los  que no podían entrar a consulta,  que compraran  las carimañolas, las empanadas y demás fritos que vendían en la calle donde se hacia las consultas , que  según  ellos, estaban benditas por el Mago .En esa época  no todos tenían la oportunidad, como hoy, de mantener en sus casas una nevera, así que guardaban en totumas u otros recipientes  estos fritos “benditos”  y cuando un familiar o un vecino enfermaba, se los daban a comer para aliviarlos y entonces se formaba un gran drama, ya que estas proteínas  degeneradas les acarreaban una intoxicación alimentaría de cuidado y llegaban a la emergencia del Hospital  Santa Clara de Cartagena,  donde hacíamos el internado, con un cuadro preocupante que teníamos que duplicar los esfuerzos para ponerlos fuera de peligro. Esto era tan frecuente  que todos los que hicimos el Internado en l952 oíamos con frecuencia a la enfermera decir: ¡llegó otro  del Mago! y  los internos salíamos apresurados a  cubrir la urgencia, por que teníamos conciencia de la gravedad con que venían.

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Los Internos del Hospital no conocíamos al famoso Mago de Arjona, sólo a sus pacientes y las historias que éstos referían de los avivatos que lo explotaban. Otra fuente de información que teníamos eran los periódicos locales, que denunciaban con insistencia el peligro a que se sometían los habitantes que lo visitaban,  no solo por la receta y los fritos “benditos”, sino también por la falta de sanitarios para tanta gente que llegaba. La vecindad  manifestaban sus inconformidades, pero las autoridades sanitarias no trataban de arreglar  el problema, por temor a que atentaran contra sus vidas.

El “Mago” fue atropellado por una bicicleta que conducía un paciente.  Con una fractura de la tibia  lo llevaron al Hospital. Después del tratamiento indicado hecho en traumatología, hubo necesidad de  hospitalizarlo en el Departamento de Psiquiatría porque su estado mental estaba muy comprometido. Todos los días dábamos clase de esta materia con el Mago como paciente. En verdad el “Mago” era un  hombre extraño : blanco de ojos azules, con una luenga cabellera y una vetusta barba que cubría la mayor parte de su rostro , además de una mirada  en lontananza, le asociaba una quietud indescriptible que el profesor nos decía que era una  típica ESTEREOTIPIA DE  POSICIÓN, término que aprendimos  en el año 1952  y estoy seguro que ninguno de los internos  que asistíamos con regularidad a esta clase , nos costará mucho trabajo olvidarlo. Lo curioso de todo este drama fue que en los primeros días que lo vi me impresionó tanto que  cuando salía de clase y entraba a la sala de la pensión donde vivía, me quedaba sorprendido mirando un cuadro del Corazón de Jesús, por que la similitud con el celebre mago era inenarrable, factor este que atraía al público.

 

Estos personajes han vivido con la historia de la humanidad. Recuerden que en Los Hechos de los Apóstoles, cuando salieron a pregonar el Evangelio, a dar fe de las bondades de Jesucristo y  hacer  signos reales de milagros, San Pedro llegó a Samaria donde vivía un hombre a quien le llamaban Simón  el Mago, porque se dedicaba, como  los simones de hoy, a explotar a los incautos con trucos y actos de brujería. Cuando Simón vio que San  Pedro con sólo ponerle las manos en la cabeza al creyente le transmitía el don de la espiritualidad, del amor al prójimo y la claridad de la existencia del  Espíritu Santo o sea la tercera persona de la Santísima Trinidad,  tuvo la osadía de ofrecerle dinero para que le vendiera ese poder de transformar a una persona sin trucos ni  falsedades y San Pedro le contestó: “Que tu dinero se condene contigo por que has pensado en comprar con dinero lo que es un don de Dios”

De este dialogo se originó la palabra SIMONIA que significa hacer negocios ilícitos con las cosas sagradas. Quien entra a un templo  y se hurta  cualquier  prenda destinada a los actos religiosos, como el cáliz, la custodia, el simple purificador, un abanico, etc, etc.  comete el delito de SIMONIA   que es castigado por las leyes civiles y eclesiásticas ya que según la gravedad de la falta puede ser excomulgado.

 

 

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Del  Mago de Arjona tenemos muchas anécdotas que contar por que tuvimos la oportunidad de vivir muy de cerca su tragedia. Noten que hoy me hizo llegar hasta Samaria, segunda ciudad de Judea, donde vivía otro Mago, con la diferencia que este “Mago”  de la época de Jesús era un vivo, un explotador,  y el nuestro el de Arjona era un triste enfermo.  rodeado de unos “depravadores humanos” que abusaban de la inocencia del prójimo para hacer sus fechorías.

 

leoncaez@hotmail.com.

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