domingo, 25 de marzo de 2012

Luis Lozano. "SI NO TE DIVIERTE ESCRBIR, NO LO HAGAS"

La novela ganadora se presentó ayer en Bolívar, el pueblo natal del autor.

25/03/12
Siento que desde que gané, Bolívar me quiere un poquito más”, dice un sonriente, informal y sorprendentemente locuaz Luis Lozano, el ganador del Premio Clarín de Novela 2011, con su obra El imitador de Dios . Acá, en la Dirección de Cultura de Bolívar, están su hija y su mujer, amigos, vecinos y hasta el intendente. Por un momento se deja de hablar de las obras que hace, o no, Marcelo (Tinelli) o de cómo sigue la cosecha o de las nuevas construcciones. No, ahora se habla y se escucha al nuevo hijo pródigo de la ciudad.
En una charla junto con Ezequiel Martínez, Editor en Jefe de la Revista Ñ , Lozano recuerda la noche del premio, el pasado octubre. Pocas palabras le salieron ese día y en las entrevistas inmediatamente posteriores. “El shock fue muy fuerte. Lo único que no quería era una mención. Llevaba como nueve en diferentes premios y ya era bastante”. Al final, su novela fue la gran elegida por el jurado y a Lozano se le abrieron las puertas de la masividad. De escritor prácticamente desconocido, a pesar de haber publicado dos obras - El legado (1994) y Una mujer sucede (2005)-, pasó a que le pidieran entrevistas desde todo el país. “Lo bueno de haber ganado es llegar a más gente. Y poder seguir escribiendo y que alguien te dé bolilla. El sistema es muy restrictivo, aunque es entendible porque nuestro mercado es muy chico”.
Heredero de Julio Cortázar y gran admirador de Borges, Lozano cuenta que escribe desde siempre. Ya a los 13 se pasaba horas en la Biblioteca Rivadavia de Bolívar y representaba a su colegio en certámenes literarios. “Cuando escribo salgo a pasear, y si no me divierto me vuelvo a casa”, dice. Confiesa que tiene una caja llena de “sobras completas”, como llama a esos escritos que quedaron cuando dejó de divertirse y que tal vez, modificados, algún día vean la luz.
Dice estar contento de que El imitador de Dios no sea un policial estricto, sino más bien un “thriller” en “estilo Chandler para acá”. “Lo importante es la forma de investigar lo que ocurrió. No me gusta mirar las cosas de un solo lado y entonces tiro pistas todo el tiempo y a lo mejor no están resueltas. También están presentes la identidad y la traición”.
Entre el público que escucha y hace luego cola para hacer firmar su ejemplar, hay estudiantes de Letras de Bolívar –como Juan Cruz y Lorena– y viejos vecinos y amigos, como Antonio y Rosa. “Lo conozco a Luis de toda la vida” –dice Rosa, miembro de la biblioteca del pueblo–. “Lo quiero mucho, es buen escritor y muy buena persona”, comenta Marta, docente jubilada. “Para nosotros es un orgullo. Luis es un amigo. No vamos a dejar de hacerle homenajes que lo inspiran y le dan energía para seguir creando”, aporta el intendente Eduardo Bucc.
Lejos de cualquier forma de “escritor torturado”, Lozano habla de lo que es para él la literatura: “Si no te divierte escribir, no lo hagas”. Siempre le digo a mi hija: ‘Si te preguntan un día para qué escribía tu viejo, decí que para cagarse de risa’”.

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