Por Susana Reinoso. Clarín
El escritor marcó la relación entre textos del pasado reciente y la literatura actual.
En el entrevero de la Feria del Libro, un nombre mayor de la literatura argentina como Ricardo Piglia presentó la flamante colección de Fondo de Cultura Económica bajo su dirección: “Serie del Recienvenido”. Auspiciado por revista Ñ, el acto resultó peculiar dada la ubicación de la sala en la que Piglia dialogó con la poeta y periodista Raquel Garzón. En el espacio contiguo, separado por un pesado cortinado, se presentaba el libro de Moria Casán y varias veces se filtraron los aplausos de su audiencia coronando preciadas reflexiones del autor de Respiración artificial .El escritor, un clásico argentino que ha abierto puertas a nuevos valores de la literatura argentina en el mundo, explicó que la selección de títulos propone poner en circulación libros perdidos que enlazan con la contemporaneidad de diversas cuestiones literarias.
Para detectar esas señales del presente en el pasado allí están los tres primeros rescatados del olvido: En breve cárcel , de Sylvia Molloy; Nanina , de Germán García y Oldsmobile 1962 , de Ana Basualdo, todos prologados por Piglia. Las dos primeras obras, de los años 60, y la tercera, de los 80.
Garzón presentó la colección como la propuesta de “una nueva geografía literaria”. Y Piglia comentó que la serie intenta insertarse en un debate general sobre literatura, a partir de que los “recienvenidos”, nombre tomado de un cuento de Macedonio Fernández, dialogan con poéticas actuales y están muy ligados con momentos actuales de la literatura. “La literatura tiene una temporalidad más larga que, por ejemplo, el periodismo”, dijo.
El libro de Molloy, por caso, aborda un amor entre dos mujeres, “uno de los debates culturales más intensos: qué tipo de amor es posible”, dijo Piglia. En relación con el libro de García, el escritor contó que “conecta con la importancia de la autobiografía y la primera persona, así como con la intención de la literatura de contar acontecimientos que estén más allá de la experiencia de los lectores”. Al referirse a la obra de Basualdo dijo que “es un libro de cuentos creado como una totalidad”.
Atractiva fue la definición de escritor que aplicó el autor de Blanco nocturno : “Uno es el informante de la tribu y el antropólogo, así puede escuchar algunas otras voces porque está más atento a textos legendarios que no están en primer plano”.
Piglia dijo que le gustó llamar a la serie con el nombre creado por Macedonio, “recienvenido” porque “es alguien que siempre ha estado y está llegando de nuevo. Es una buena definición de un clásico. Son libros que no están siempre en el mismo lugar pero crean la ilusión de que van a volver”.
Siempre arropado por los aplausos que, por muy distintas razones, venían de la sala de al lado, lo que provocó sonrisas en el escritor varias veces, Piglia abordó luego la tensión actual entre información y narración.
El fárrago informativo en que vivimos, “nos hace suponer que estamos más informados”, pero la literatura “es el intento de organizar la información, de darle un orden”, reflexionó el narrador argentino, para quien la novela actual trabaja sobre esa tensión y además ha trabajado con la ilusión de extender la experiencia.
Con una interesante reflexión completó este punto: “En la información contemporánea el sentido siempre está por venir. La información no está conectada con el sujeto que está informándose, pero en la narración el sujeto se implica”.
De inmediato, abordó el tema de las posibilidades del relato y Raquel Garzón tomó la posta para preguntarle: “¿Qué ha sabido contarnos el kirchnerismo y dónde hace agua el relato oficial?” Aquí Piglia sorteó con argumentos el interrogante planteado: “La cuestión del relato es muy anterior y se vincula con el fin de los relatos en el nivel político, con la caída del socialismo”.
“Desde 2003 lo interesante es que se han empezado a narrar cosas que estaban fuera de toda posibilidad”, opinó el autor de Plata quemada . Por ejemplo, en el terreno de los derechos humanos. “Esa relación entre lo que parece posible o imposible es muy importante. Lo que hay que hacer pero es imposible hacer ha funcionado como tradición en la real politik ”, comentó el escritor.
Piglia se refirió luego a los escritores contemporáneos. Algunos se animan, dijo, en términos estrictamente literarios, a ir más allá de la experiencia de los lectores. Sergio Bizzio, María Moreno…incluso, expresó, funcionan como un “neo Boedo” (aludiendo a los grupos Florida y Boedo representativos de dos perspectivas literarias). Son escritores que asumen como materia literaria las geografías del conurbano. Fabián Casas o Germán Maggiore, citó Piglia, que hacen un uso de ese tipo de narrador que estira los límites, con libros que avanzan hacia lugares inesperados.
Entre sus reflexiones finales, el autor de Plata quemada invitó a ver el presente sin contraponerlo con un pasado idílico.
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