Hugo Vásquez Caez
Si nos pusiéramos a estudiar el instinto animal nos llenaríamos de sorpresa y admiración al contemplar la inteligencia de estos seres y la similitud de sus actos con la de los humanos. El instinto como bien lo definen los académicos “es una tendencia innata a realizar determinadas acciones siempre orientadas a un fin”.
Estoy seguro que los lectores de estas líneas tendrán mucho que contar de lo que han visto relacionado con el tema. Hace tiempo leí una crónica sobre una fuerte sequía que hubo en la Guajira , un departamento del norte de Colombia, donde los animales morían de sed y el Gobierno tomó las medidas del caso, ordenando construir albercas en los caminos y las llenaban del preciado líquido con camiones que la trasportaba de las fuentes de aguas más cercanas. Cuenta el cronista que vio cuando llegó una vaca con su cría, ella sació su sed pero el ternero no alcanzaba a beber y le daba la vuelta a la alberca con desesperación. La madre como toda buena madre, buscó la solución; se acostó pegada a la alberca, su hijo se subió sobre ella y resolvió a saciedad el problema tomando toda el agua que su organismo le exigía.
Les repito, estoy convencido de la multitud de casos donde ustedes han sido testigos de hechos tan increíbles que solo Dios tiene a mano la explicación. Les cité esta habilidad de una vaca en la sequía de la Guajira para que me diera margen de recordarles lo que es el instinto animal y así contarles lo de la VACA RETRECHERA , un cuento callejero. .
En Rostov un pueblo ruso a orillas de la margen izquierda del río Don, varias familias alimentaban a sus hijos con la leche de una vaca que habían comprado en compañía. Un día cualquiera la vaca no dio leche, se “secó” como se acostumbra a decir en nuestra región. Las familias preocupadas se reunieron y acordaron venderla para adquirir otra. El miembro familiar a quien le dieron la tarea, se fue silencioso a un pueblo lejano llamado Saratov y compró un extraordinario animal que les daba más leche que la anterior. Las familias felices acordaron sacarle cría para mantener con la descendencia la alegría que tenían. Compraron un toro negro con manchas blancas en los ijares, ligeramente bragado, resoplón, con peso y altura propios de un buen reproductor, y lo soltaron en la misma huerta de la vaca. Poco tiempo después notaron que había un problema de relación entre los dos animales, si el toro se le acercaba por delante para acariciarla ella reculaba, si se le acercaba por detrás aceleraba el paso, si lo hacia por los lados su compañera se acostaba. Preocupados por el problema resolvieron consultarle al Maestro, un sabio del pueblo que como el Rabino entre los judíos daba los consejos orientándolos por el mejor camino. El Maestro llegó al corral y observó lo que los dueños le habían contado sobre la actitud de la vaca y después de un rato de reflexión les dijo: ya se lo que pasa, ustedes compraron esa vaca en SARATOV, verdad? y todos quedaron sorprendidos ya que el comprador guardaba el secreto, y de inmediato le preguntaron y Ud. por que sabe que ese animal es de Saratov?. Sencillamente, por que mi mujer es de allá........y se comporta igual.
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