de Hugo Asencio.-
Hay un punto en donde uno está solo
y sabe que está solo
cerca del silencio absoluto
(si es que existen los absolutos)
y que se lleva muy dentro
ese silencio que navega dentro de uno
y se percibe en medio del pecho
o en el centro del estómago
o a los costados del cerebro
esos pensamientos que hacen cosquillas
y echan humo
un silencio como un grito
una nota musical como un adoquín
emociones multicolores
lágrimas en blanco y negro
un silencio como un aroma
como una ola por dentro
y esa voz interior
que uno encontró para siempre
la noche de la desolación
la noche de la despedida
en la esquina de Avda de Los Corrales
y Lisandro de La Torre
el silencio del que hablo ocurría
en noches de luna
o en tardecitas vacías
donde el sol afilaba
nuestras miradas ingenuas
y había un buzón rojo
donde apoyar las tristezas
y unas paredes descascaradas
de tanto taco y tiempo
en el Bar Oviedo
para apoyar nuestro coraje
y nuestras cobardías
ahi brillaban nuestros sueños
como espejos y espejismos
en ese silencio abundante
en esas armaduras frágiles
de recientes criaturas
derrumbadas y enrojecidas
ante la inminencia del amor
que era una mirada imprecisa
una sensación remota
un perfume lejano
una vocecita tibia
y el roce / de una muchacha urgente
ahí culminaban nuestos padres
su trabajo y su enseñanza
su verguenza y su pobreza
más tarde el silencio fue la muerte
más adelante las risas de la vida
tan inspirador el silencio
a veces crece por pánico
el silencio creativo
el grito defensivo
hoy recuperé un tiempo silencioso
que me permitió
en lo más profundo de mí mismo
abrazar a mi madre
mirarme frente a frente con mi padre
y sentir al niño
que nacío enojado
callado y triste
un niño que traía seriedades antiguas
introspecciones añejas
hoy recuperé el silencio todo
hay una ventana que refleja el sol
una brisa que se pasea por la habitación
y este silencio abrumador y compañero
que me ha hecho transitar algunas melancolías
de esta larga jornada de la vida
convulsionada por amores e injusticias
y siempre este dolor universal que se repite en mis heridas
y siempre la necesidad de gritarlo a través de algún poema
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