sábado, 11 de febrero de 2012

Diario de Poesía, ese estallido cultural de la posdictadura

Por Mercedes Pérez Bergliaffa ESPECIAL PARA CLARIN

Desde 1986, dio difusión a lo mejor y lo más nuevo del género de acá y del mundo
 
Documentos, fotografías y obras de arte... el espacio de la Fundación OSDE cambió: ayer se inauguró “¡Basta de prosa! 25 años del Diario de Poesía”, la muestra homenaje al medio especializado en poesía.
“Lo que la literatura les aporta a las personas es importantísimo”, señala Daniel Samoilovich, director de la publicación desde la primera hora. “Es la expansión del horizonte vital, una herramienta para poder pensar la propia realidad; un acceso al pensamiento, a un refinamiento de nuestros instrumentos para ver el mundo. ¿Cómo se podría pensar el Siglo XX sin Kafka…?”, enfatiza Samoilovich.
Esto, en las salas de OSDE, se ve: ante todo, la literatura. Los textos, la poesía y los poetas en fotografías, libros, tapas de revistas, cartas, los ejemplares del “Diario…”, cronologías y fragmentos de obras. ¡Hasta hay un living, instalado en OSDE, para poder sentarse a leer poesía y tomar café…!
También están los pintores, los dibujantes y sus obras, quienes desde hace veinticinco años vienen creando paisajes mentales que complementan los textos del “Diario…”. Desde el principio, incorporaron, por ejemplo, las “Páginas de artista”, en las que se reprodujeron a página completa dibujos, pinturas o fotos de Juan Pablo Renzi, Alberto Heredia, León Ferrari, Ana Eckell, Américo Castilla, Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía, entre muchos otros.
Justamente es Stupía, el responsable de la dirección artística del “Diario…” desde hace más de veinte años. “Antes el responsable fue el artista Juan Pablo Renzi”, explica Stupía. “El aportó a la publicación una ideología visual y gráfica que aún hoy mantenemos.”
¿Pero qué fue el “Diario…”, cuando surgió? “Fue el faro de lo que pasaba”, explica el poeta Jorge Aulicino, uno de los primeros colaboradores, “una publicación fundamental”. Y sigue: “Ayudó a discutir, a comprender lo que pasaba con la poesía en un momento tan efervescente como fueron los años post-dictadura.”
Aulicino lo sabe bien, como también lo sabe el resto del grupo de amigos y poetas que se juntaron en el 86, a soñar con hacer el diario: Daniel García Helder, Martín Prieto, Jorge Fondebrider, Ricardo Ibarlucía, Diana Bellessi, Daniel Freidemberg, Elvio Gandolfo, Mirta Rosenberg, Josefina Darriba, Juan Pablo Renzi y el mismo Samoilovich.
“El “Diario…” fue una gran herramienta de difusión. Y presentaba traducciones imposibles de conseguir en el país en una época pre- internet. Fue, también, un modo de “bajar” la poesía a todos”, explica la curadora de la muestra, Viviana Usubiaga. “Constituyó una publicación que hizo uso de las herramientas de comunicación masiva. En ese sentido, la adopción de un formato tabloide fue fundamental, así como el decidir que se vendiera en los kioscos.”
“Quizás los años contemplen como exceso lo que para mí hoy es pura intuición”, escribe en uno de los últimos números del “Diario…” el poeta Santiago Llach. “Corre abril de 1991. La última tormenta de verano estira sus efectos más visibles”. Nosotros lo leemos y la sentimos, a la tormenta, su humedad; al silencio premonitorio. Entonces, el cielo deja de ser un paisaje y pasa a ser un estado. Entonces, la poesía deja de ser un texto y nos ayuda a comprender, a vivir al fin.

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