sábado, 13 de octubre de 2012

Mo Yan se defendió de las críticas de intelectuales disidentes chinos

Por Gabriela Cabezón Cámara


13/10/12 El nuevo Nobel de Literatura, Mo Yan, salió a cruzar las fuertes críticas de la disidencia china. Un palo le llegó ayer desde la Feria del Libro de Frankfurt: Liao Yiwu,el ganador del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes lo calificó de “canalla”. Liao Yiwu es un poeta exiliado en Alemania reconocido por su obra “Masacre”, donde profetiza la matanza de Tianamen que sucedió un día después de que escribiera el poema. Ai Weiwei, el más famoso de los artistas visuales de su país, bajo vigilancia gubernamental, dijo que Mo Yan “siempre estará del lado del poder y nunca tendrá una pizca de individualismo”. Otro escritor exiliado en Alemania, Yu Jie, declaró que este es el “mayor escándalo en la historia del premio Nobel de Literatura”. Wei Jingsheng, uno de los más importantes disidentes chinos exiliados, opinó que este premio intenta apaciguar al gobierno chino, que reaccionó con furia cuando le dieron el Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, Tal vez los hayan sorprendido las declaraciones de Mo Yan ayer en Beijing. Porque este hombre cuya vida parece haber estado signada por la prudencia hasta en la elección de su seudónimo –Mo Yan significa “No hables”–ayer se metió en zona de riesgo. Y habló: pidió por la liberación de Liu Xiaobo, el también escritor que está atravesando el tercero de una condena de once años de cárcel con un cargo escalofriante: subversión.
Es que Liu Xiaobo, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2010, es un intelectual crítico.
Habrá que ver qué piensan los funcionarios del Partido Comunista Chino del pedido del, a su criterio, primer premio Nobel del país. Porque, por lo menos hasta antes de las declaraciones de Mo Yan, festejaban su galardón como el primero que hubiera recibido un chino –negándoles ciudadanía a Liu Xiaobo, el Dalai Lama y Gao Xingjian– lo que deja claro que la identidad china, para el PC, está definida por el sometimiento del sujeto en cuestión a su autoridad.
Mo Yan, en su primera conferencia de prensa como Nobel, hizo un doble movimiento, seguramente apostando al equilibrio: por un lado, se arriesgó pidiendo la libertad de Xiaobo. Por otro, se defendió y defendió a su gobierno de las críticas. A quienes lo acusan de ser un intelectual afín al PC Chino, les respondió: “Creo que muchos de mis críticos no han leído nunca mis libros. Si lo hubieran hecho, habrían comprendido que se han escrito bajo una gran presión y me han expuesto a grandes riesgos”. Y agregó: “Trabajo en China, escribo en China bajo líderes del Partido Comunista. Pero mi obra no puede quedar restringida por los partidos políticos”. Respecto de la censura, aseguró que algunas de sus novelas tuvieron problemas pero que “si se comparan algunos de los libros publicados hoy con los publicados en los años 50 y 60, uno se sorprenderá por el levantamiento de las restricciones”.
Por último, Mo Yan consideró que el suyo es un premio “literario” y “no político”. El PC Chino no piensa lo mismo: el jefe de propaganda del gobierno dijo que el premio refleja “la prosperidad y el progreso” de la literatura actual de su país y también “nuestro creciente poder nacional e influencia internacional” . Clarito, ¿no?.

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